Reestructuración de los Negocios para enfrentar la crisis
Segundo de una Serie
Por: Rolando Emmanuelli Jiménez, JD, LLM y Yasmín Colón Colón, CPA, MBA, JD
En la columna de la semana pasada estudiamos las diferentes etapas que atraviesan los negocios en tiempos de crisis y que pueden llevarlos a la insolvencia total y el cierre. Ahora, nos proponemos abordar, desde la perspectiva financiera, qué se requiere analizar para identificar la etapa de deterioro económico en que se encuentra su negocio y las medidas principales que conviene tomar sin afectar el capital humano de la empresa. En primer término, y dependiendo de la envergadura de su negocio, es indispensable recopilar la información histórica de por los menos los últimos tres años, para tratar de identificar la tendencia de crecimiento o deterioro económico y la rapidez de estos cambios. Corresponde también comparar estos datos con el presupuesto vigente, la competencia y las proyecciones de ventas o ingresos. Además, debe mirarse el margen de ganancia bruta real, los costos operacionales, costos fijos y por unidad o servicio y los volúmenes de ventas obtenidos, entre otros, frente a lo presupuestado o pronosticado. Al compararse el desempeño real con el pronosticado, en conjunto con el análisis de tendencias, es necesario examinar el desempeño de ciertas razones financieras esenciales, tales como liquidez, rentabilidad, deuda, cobertura y valor en el mercado. El análisis a tiempo de esta información permitirá una evaluación certera de la condición financiera, la etapa de deterioro en que se encuentra la empresa y las causas de esta condición. Como dijimos en la columna pasada, estas etapas son: la de incubación, insuficiencia de efectivo, insolvencia financiera e insolvencia total. Mientras más temprano se pueda hacer este análisis, más probabilidades de éxito o recuperación tendrá su empresa al implantar medidas correctivas o cambios drásticos indispensables. Por supuesto, este tipo de análisis requiere el auxilio de un profesional de la contabilidad o de las finanzas para la confiabilidad e independencia de las conclusiones, que permitan tomar las medidas que correspondan para el momento financiero en particular. Si la conclusión es que existe una situación económica delicada, es indispensable prever y actuar ante cualquier circunstancia, disputa o reclamación de los acreedores que pudieran afectar las operaciones de la empresa o congelar sus activos. Esto podría pasar si un suplidor se negara a hacer negocios hasta recibir un pago o cuando se reclama judicialmente y se obtienen órdenes de embargo. Deben tomarse medidas que, en primer término, no afecten negativamente el componente humano de la empresa. Por ejemplo, eliminar las líneas de productos o servicios no rentables o que no generan la ganancia necesaria; liquidar rápidamente inventarios no rentables para generar flujo de efectivo; modificar productos o servicios para mejorar su rentabilidad; o incorporar nuevos productos o servicios con mayores márgenes de ganancia. Por otro lado, es indispensable la reducción de costos operacionales, renegociando con suplidores de bienes y servicios; reduciendo el consumo de energía y combustible; disminuyendo los costos de materia prima o contratos de arrendamientos; y refinanciando términos de pago e intereses con acreedores asegurados y a largo plazo.
Además, se debe explorar planes de pago, aumentar las líneas de crédito con oferta de nuevas colaterales o liquidar rápidamente activos que no se utilizan, para generar flujo de efectivo, entre otras medidas.
También son fundamentales las medidas para mejorar la eficiencia y moral de la gerencia y los empleados.
Es indispensable comunicar la información completa y exacta sobre la situación económica a todos los niveles de la empresa, para recabar el apoyo y compromiso de los componentes laborales.
Deben discutirse las posibles soluciones y cursos de acción con una participación plena en los procesos de ideas y propuestas, para garantizar el sentido de pertenencia y compromiso con las soluciones.
Hay que revaluar o implantar un plan estratégico, revisando o implantando metas y objetivos, asignando responsabilidades y estableciendo mecanismos de medición efectivos en espacios de tiempo determinados.
Es requisito esencial, asegurar el compromiso de la gerencia y documentar acuerdos y términos para verificar el cumplimiento. Corresponde establecer además, fechas concretas en las cuales se obtengan resultados o se alcancen la metas y objetivos.
A la luz de estos cambios y los primeros resultados, se puede aumentar la confianza de los acreedores bancarios y suplidores en la continuidad de las operaciones o conseguir personas o entidades que aporten nuevo capital operacional o de inversión, para ampliar las operaciones y niveles de rentabilidad.
La empresa debe revaluarse al menos mensualmente, para poder corregir errores o implantar nuevas estrategias. Si luego de un periodo de tiempo razonable, el panorama sigue negativo, puede ser imperativo implantar un curso de acción más agresivo, que podría implicar la reducción de horas de jornada, de personal o la preparación financiera y legal para una reorganización bajo la protección del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras Federal.
La próxima semana discutiremos medidas más agresivas para salvar la empresa que pueden tomarse, pero que implican afectar o reducir el capital humano.
Rolando Emmanuielli Jiménes es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli, C.S.P., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11 de la mañana por WPAB 550. Yasmín Colón Colón es CPA con una maestría en contabilidad y un grado de Juris Doctor. Para mayor información vea: http://www.bufete-emmanuelli.com ### |