El Bufete Emmanuelli orienta jurídicamente mediante su boletín Del Derecho y del Revés:

Email Newsletter icon, E-mail Newsletter icon, Email List icon, E-mail List icon Regístre su dirección de correo electrónico en nuestra lista de boletines Del Derecho y del Revés :

martes, 10 de agosto de 2010

El Partidismo y la Mentira

En la columna pasada discutimos la dañina consecuencia del partidismo que ocasiona que aunque el partido o su jerarquía asuman una posición ilegal, antiética o inmoral, sus otros líderes están obligados a no oponerse a la línea torcida del partido y se mantienen bajo silencio comprado, por temor o complicidad, en abierto contubernio con la cofradía sectaria.

Pero el silencio no es la única forma de deshonestidad partidista. También se recurre a la mentira cruda y abierta.

Existen muchas instancias en las cuales los políticos y los partidos recurren a la farsa y el engaño. Entre las situaciones principales que se prestan a la mendacidad están los procesos de candidaturas y primarias, el programa de partido, las promesas de campaña, el problema colonial y su solución, y la defensa de las actuaciones del gobierno. Todas las mentiras tienen dos propósitos fundamentales: Alcanzar el poder político o mantenerlo a toda costa.

La primera oportunidad para mentir es el proceso de candidaturas. Las mentiras emblemáticas son: “este no es momento de candidaturas”, “no descarto nada”, “aspiraré al puesto que el pueblo me pida”, “estoy respondiendo al reclamo del pueblo”, “aceptaré el dictamen del pueblo”. Deben estar seguros que cuando un político hace estas aseveraciones, está haciendo o pensando todo lo contrario. Sin embargo, estas mentiras se repiten y se repiten sin pudor o cuestionamiento, para dar la falsa impresión de objetividad, desinterés personal o frialdad. ¿Por qué no son honestos y dicen lo que realmente están pensando?

El segundo catálogo de mentiras es el programa del partido. En los programas de los partidos existen tres tipos de mentiras principales. Las que se refieren a la identificación de las causas de los problemas, las que se refieren a la identificación de las supuestas soluciones y su efectividad, y las que se refieren a las obras que van a realizar en beneficio del Pueblo. Por ejemplo: “La causa de la criminalidad es el narcotráfico”, “la criminalidad se resuelve con cero tolerancia y mano dura” y “mi gobierno está comprometido y cumplirá con Ponce en Marcha y el Puerto de las Américas”. Los políticos utilizan las emociones y pasiones de un pueblo desprovisto para presentar soluciones o planteamientos atractivos a las masas, pero que no tienen fundamentos científicos o realidades que las apoyen, o sobre los cuales no tienen la voluntad real de impulsar o acometer.

La tercera instancia de mentiras es la campaña electoral: “No te voy a meter la mano en el bolsillo”, “al único que voy a despedir es a Aníbal Acevedo Vilá”, “bajaré el costo del agua y la luz”, “trabajaré para mejorar la economía y aumentar las oportunidades de empleo”. Mentiras crueles para jugar con las carencias y aspiraciones de la gente para meramente lograr su voto.

La cuarta oportunidad para mentir es el problema colonial y su solución: “El ELA no es una colonia”, “la soberanía del Pueblo”, “lo que hace falta es un plebiscito”, “la estadidad jíbara” y “la estadidad es para los pobres”. Estas mentiras tienen el propósito de tratar de adelantar supuestas posiciones de solución del problema colonial, pero sin afectar las probabilidades de éxito electoral.

La quinta coyuntura para mentir es la defensa de las actuaciones del gobierno. Estos dos últimos años han sido excepcionales en las mentiras apologéticas: “No había otra alternativa que despedir empleados”, “Ponce en Marcha va a las millas”, “ya vienen los buques post-panamax”, “la economía está en franca recuperación”. Estas falsedades se dicen cuando el Pueblo va descubriendo y desenmascarando todas las simulaciones que ha hecho el partido y sus líderes en los procesos antes mencionados. Para salvar su pellejo ante el próximo evento electoral, los partidos y sus líderes tratan de crear explicaciones o realidades virtuales que conecten lo que prometieron, representaron o alegaron, con lo que finalmente hicieron y la realidad que sufre el Pueblo.

Por fortuna, las mentiras van erosionando la confianza pública y finalmente ocasionan la caída de los partidos del poder político, pero no sin antes ocasionar daños irreparables al país, alejándolo de alcanzar las verdaderas soluciones a sus problemas.

El problema es que como sufrimos una partidocracia, la caída de un partido sólo ocasiona la llegada de otro partido, por lo que se perpetúa el problema.

La reforma de nuestro sistema político y social tiene que tomar en cuenta la manera de erradicar los incentivos a la mentira. La única manera para lidiar con este problema es mediante la implantación de la democracia participativa y la erradicación del partidismo.

Sin estas dos medidas estaremos condenados al eterno retorno o circulo vicioso del engaño, descubrimiento de la verdad, y sustitución de un político por otro, para que sin demora, nos vuelva a traicionar.


El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli en Ponce, Presidente de la Alianza Pro Sur, Vicepresidente de DISUR, Inc., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11:00 de la mañana por WPAB 550. Para mayor información vea www.debidoproceso.com.