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miércoles, 14 de noviembre de 2007

CAMBIO PARADIGMÁTICO: LA SITUACIÓN COLONIAL DE PUERTO RICO

Por Lcdo. Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.
rolando@bufete-emmanuelli.com

Después de la Constitución de 1952, se creó el paradigma falso de que la Ley 600 había corregido el problema colonial de Puerto Rico. Más de 50 años después, ese paradigma se ha derrumbado y todos los sectores políticos entienden en mayor o en menos grado, que Puerto Rico es una colonia.

Sin embargo, a estas alturas prevalece otro paradigma falso. Grandes sectores de los tres partidos políticos de Puerto Rico piensan que el problema colonial de Puerto Rico lo va resolver el Congreso voluntariamente. Por eso acuden a vistas sobre el estatus de Puerto Rico y cabildean a favor y en contra de las diferentes propuestas que se presentan. Sin embargo, no llevan a cabo dentro de nuestra sociedad las acciones necesarias para promover un verdadero cambio en la situación colonial.

Debemos cambiar el viejo paradigma de que el Congreso resolverá el más que centenario problema. Mientras el pueblo de Puerto Rico no se organice para iniciar el proceso de cambio de la relación colonial y acuda con una sola voz al Congreso, Estados Unidos no tomará acción sobre nuestro dilema.

Existe el mecanismo jurídico para llevar a cabo ese cambio paradigmático de reclamar como una sola voz la solución del problema colonial. Ese mecanismo es la asamblea constitucional de estatus. La asamblea constitucional de estatus es un mecanismo mediante el cual se convoca a elecciones para escoger a representantes del pueblo que se postulan a la luz de sus diferentes visiones sobre cómo debe resolverse el problema colonial de Puerto Rico. Estas visiones deben estar claras en el sentido de que cualquier solución de la situación colonial tiene que ser fuera de la Cláusula Territorial de la Constitución Federal, que establece que el Congreso es dueño y señor de los destinos de la Isla. Por ende, no puede abogarse por soluciones que son de naturaleza colonial y no reconocidas por el Derecho Internacional.

La asamblea constitucional de estatus sesionaría el tiempo que fuera necesario para que se pueda llegar a un consenso sobre qué es lo que se va a reclamar a Estados Unidos. El reclamo puede ser sustantivo o procesal. Por sustantivo me refiero a que puede incluir una solución específica a la situación colonial. Por ejemplo, Estadidad, Independencia o República Asociada. Por procesal me refiero a que la propuesta puede ser un mecanismo específico para solucionar el estatus que conduciría de manera justa a cualquiera de las soluciones viables. Por ejemplo, un referéndum final y vinculante.

La asamblea constitucional de estatus debe estar compuesta por personas de conocimiento y experiencia en asuntos sociales, jurídicos y económicos. Además, debe elegirse mediante verdadera representatividad, lo más lejos posible de los cuadros político-partidistas, y donde exista espacio equitativo para los pensamientos mayoritarios y minoritarios.

Sólo cuando nos unamos a reclamar la terminación de la relación colonial, el Congreso escuchará nuestros reclamos. El ejemplo evidente es la lucha de Vieques. Ese tipo de lucha es la que podría conducir a la solución de nuestro mayor problema existencial como Nación.

El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli, C.S.P., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11 de la mañana por WPAB 550 en el cuadrante de su radio. Para mayor información vea: http://www.bufete-emmanuelli.com

CAMBIO PARADIGMÁTICO: LA EDUCACIÓN

Por Lcdo. Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.
rolando@bufete-emmanuelli.com

Recientemente se publicó una noticia en un periódico de circulación general que discutió los resultados del College Board. El titular fue que el promedio de la puntuación general de los estudiantes de las escuelas privadas estaba disminuyendo a un ritmo mayor que el de los estudiantes de las escuelas públicas. Sin embargo, no se recalcó la marcada diferencia en ejecución entre los estudiantes del sistema público y privado. Muy a nuestro pesar, los estudiantes de las escuelas públicas tienen un promedio de ejecución en las diferentes áreas del examen de 80 a 126 puntos menos que el promedio de los estudiantes de las escuelas privadas.

El que nuestros estudiantes de la escuela pública no puedan equiparar su ejecución a los de la escuela privada es insostenible, ya que el presupuesto del Departamento de Educación es uno de los más grandes del gobierno. Si bien es cierto que las condiciones en las cuales estudian muchos de los jóvenes que acuden a las escuelas públicas son difíciles por su desigualdad socioeconómica, es evidente hace años que el sistema de educación pública no está funcionando. A esto se suma la interpretación de los resultados que apunta a que el sistema privado se encuentra en una curva descendente. ¿Cómo podremos tener éxito como país en la economía del conocimiento que vivimos, si nuestros estudiantes están tropezando con la mediocridad?

Es indispensable responder seriamente a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los factores socioeconómicos más importantes que inciden en la ejecución académica? ¿Qué ocurre con la calidad de la enseñanza en el salón de clases? ¿Cuál es el papel de los padres en este problema? ¿Por qué en los colegios privados, los estudiantes tienen que trabajar hasta altas horas de la noche haciendo asignaciones? ¿Cómo compara el grado de trabajo en la casa o asignaciones que tienen los estudiantes de escuelas públicas con los estudiantes de escuelas privadas? ¿Qué medidas se pueden implantar para fomentar el interés en el estudio?

Hasta ahora el debate ha carecido de contestación específica a estas preguntas. Hace falta un cambio paradigmático en nuestra educación que revolucione desde la estructura burocrática del Departamento de Educación, sus características política-partidistas, el proceso enseñanza-aprendizaje, hasta atender las condiciones socioeconómicas que no permiten que el estudiante pueda desarrollar sus capacidades en el proceso educativo.

Tampoco queda duda de que es indispensable una reforma curricular en donde el salón de clases pase a ser un evento atractivo en la vida de nuestros estudiantes. Todavía vivimos con la educación bancaria que Paulo Freire rechazó y que Hostos formuló en la máxima “Se aprende haciendo.” Nuestros estudiantes no toleran más la mera conferencia basada en la disertación de datos para ser memorizados. Nuestros estudiantes ya viven el mundo de la interactividad de los celulares y la Internet. La educación tiene que competir con esos elementos. Por tanto, revolucionando la forma en que se enseña en el salón de clases es la única manera que podemos interesar a nuestros estudiantes en su educación.

El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli, C.S.P., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11 de la mañana por WPAB 550 en el cuadrante de su radio. Para mayor información vea: http://www.bufete-emmanuelli.com