Una publicación de Rolando Emmanuelli-Jiménez, J.D., LL.M., sobre los asuntos públicos que tienen impacto jurídico. Rolando Emmanuelli Jiménez es abogado y notario, Presidente de Bufete Emmanuelli, C.S.P. pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y productor y anfitrión del programa Conocimiento y Acción Solidaria, que se transmite todos los sábados a las 7 AM y los domingos a las 7 PM por WPAB 550.
El Bufete Emmanuelli orienta jurídicamente mediante su boletín Del Derecho y del Revés:
jueves, 10 de septiembre de 2009
Para Derrotar el Principio de Peter
Cuando contratas gente más lista que tú, demuestras ser más listo que ellos. R. H. Grant
Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.
El Principio de Peter elaborado por el pedagogo canadiense Lawrence G. Peter dispone que en una jerarquía laboral o política las personas tienden a ascender una y otra vez hasta que llegan a su nivel máximo de incompetencia. Esto trae como conclusión el que nunca se debe ascenderse a un empleado a un trabajo, o a una persona a un cargo público, para el cual no están cualificados.
No cabe la menor duda de que los últimos ocho meses han llevado a la cúspide de la atención pública la incompetencia, insensibilidad, maldad y negligencia craza de muchos funcionarios públicos que han traído controversia, burla, violencia, crisis, desconfianza y desaliento. Se ha llegado al nivel máximo de incompetencia. Es indispensable combatir el Principio de Peter para que la mediocridad no destruya nuestro país.
Es posible combatir el Principio de Peter si se toma en cuenta los siguientes criterios:
a. El principio de mérito y cualificaciones debe imperar sobre cualquier ideología política o sectarismo religioso a la hora de recomendar, elegir o contratar a una persona para un cargo público. No es posible encontrar en un solo sector social, religioso o político a todas las personas con las cualificaciones y disponibilidad para poder ejercer un cargo público con eficiencia y responsabilidad. Es indispensable ir más allá de las fronteras sectarias y religiosas para conseguir a personas idóneas.
b. El concepto de confianza en la relación obrero patronal o política es la semilla de la mediocridad. Los políticos piensan que para que una persona sea leal tiene que ser amigo, correligionario o amigo de mi amigo o pariente de mi pariente. La lealtad no puede ser con la persona que nombra. La lealtad tiene que ser con el Pueblo, la Constitución y las leyes, con la plataforma del partido por el cual el pueblo votó, con el plan de trabajo, y finalmente, con el que lo nominó, recomendó o contrató. Cuando esta jerarquía de valores se invierte preparamos la receta del desastre, porque el objetivo no será que se hagan las cosas bien, sino que el político quede bien, y esto es generalmente malo, porque el político tradicional está casi siempre en contradicción con los intereses del Pueblo.
c. Hay que seguir los modelos de las empresas competitivas que llevan a cabo su reclutamiento mediante un sistema minucioso de convocatoria y oposición, a base de evaluaciones, de criterios específicos y múltiples entrevistas para garantizar que la persona a ser seleccionada tiene las cualificaciones indispensables para el puesto. Jim Collins, afamado profesor y escritor, experto en organizaciones y competitividad, expone en su libro Good to Great, que cuando llega un nuevo CEO a una empresa, el primer año tiene que invertirlo en el reclutamiento del personal idóneo para que la empresa pueda marchar y convertirse de buena a excelente. Por ende, el reclutamiento es esencial. Hay que tomarse el tiempo y escoger a base de competencia, no de sectarismo, conveniencia o lealtad política
d. Si la persona electa no cuenta con el conocimiento específico para la posición y tiene que hacer reclutamiento de personal, debe en primera instancia asesorarse sobre cuáles son las cualificaciones que debe tener una persona para ocupar su puesto. Sabiendo cómo debe ser el funcionario que no es, podrá buscar quién le informe o asesore sobre a quién contratar para llenar ese vacío de talento o cualificaciones. Es decir, tiene que buscar al asesor idóneo para que le ayude a seleccionar a los asesores y personal idóneos para suplir su insuficiencia. Esto ocurre porque generalmente el que asciende a su nivel máximo de incompetencia, tampoco puede escoger a las personas que le deben ayudar.
e. Debe implantarse una disciplina de responsabilidad y dignidad en la aplicación del principio de mérito. Si descubrimos por sus actuaciones que algunas de las personas no cuenta con la capacidad para ejercer el cargo, no podemos decir que está mal y perdonar la incompetencia como se ha hecho con creciente frecuencia. La mediocridad en el ejercicio de un cargo público es imperdonable. La persona que cometa errores garrafales como los que hemos visto recientemente en la prensa, debe ser despedido inmediatamente. Esto creará una moral basada en la dignidad, que mejorará la competitividad y la responsabilidad pública.
f. Debe fomentarse y fortalecerse la educación dentro de las instituciones gubernamentales para que los funcionarios que dirijan las agencias puedan hacer una carrera profesional y sean escogidas para dirigirlas. El gran problema que corroe el gobierno, y que se explica con el Principio de Peter, es que muchos de los funcionarios que se han reclutado en el gobierno jamás tuvieron contacto o tenían idea de lo que era la agencia pública que ahora pasan a dirigir. ¿Cómo nombrar a una agencia que se encarga de los aeropuertos y puertos a una persona que lo que ha hecho en la vida es trabajar con teléfonos celulares? Con educación continua y el principio de mérito dentro de la agencia el poder nominador podrá escoger a personas que la conozcan, que la hayan vivido y que estén preparados para dirigirla.
El sistema de servicio público y selección de personal debe ser reestructurado radicalmente para combatir el Principio de Peter. Un líder que se respeta a sí mismo no puede utilizar las gríngolas del partidismo, sectarismo o mera lealtad para escoger su personal, porque jamás encontrará en esas limitadas filas a las personas idóneas; por tanto, no podrá superar su propia mediocridad e incompetencia.
Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto. Georg Christoph Lichtenberg
El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli en Ponce, Presidente de la Alianza Pro Sur, Vicepresidente de DISUR, Inc., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11:00 de la mañana por WPAB 550. Para mayor información vea www.debidoproceso.com.
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