Una publicación de Rolando Emmanuelli-Jiménez, J.D., LL.M., sobre los asuntos públicos que tienen impacto jurídico. Rolando Emmanuelli Jiménez es abogado y notario, Presidente de Bufete Emmanuelli, C.S.P. pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y productor y anfitrión del programa Conocimiento y Acción Solidaria, que se transmite todos los sábados a las 7 AM y los domingos a las 7 PM por WPAB 550.
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miércoles, 14 de julio de 2010
TENER PODER POLÍTICO O MERAMENTE SER QUEJONA
Por Lcdo. Rolando Emmanuelli Jiménez, J.D., LL.M.
rolando@bufete-emmanuelli.com
La alcaldesa de Ponce, María "Mayita" Meléndez Altieri, le exigió el martes al secretario de la Gobernación, Marcos Rodríguez Pujada, que se disculpe con la Ciudad Señorial por decir que la funcionaria se pasa quejándose por el proyecto de Ponce en Marcha.
Estas palabras denotan desprecio, tienen un dejo machista e injurian los méritos de los planteamientos de la alcaldesa sobre el incumplimiento por parte del gobierno central con los proyectos del Plan Ponce en Marcha que son obligaciones de ley.
Esto es mucho más que un desliz imprudente, el problema es que Rodríguez Pujada se atreve a decir esto impunemente y con el consentimiento del gobernador, porque no reconoce poder o influencia a la alcaldesa que amenace sus acomodadas circunstancias.
Esta arrogancia de Rodríguez Pujada tiene su explicación en los acontecimientos de los últimos 19 meses en Ponce.
No cabe duda de que la ciudad de Ponce ha brillado con mayor o menor grado por diferentes factores interesantes, aleccionadores o sombríos. Un pasado de señores esclavistas, de carimbo y de revueltas de negros rebeldes forjaron el contexto afroantillano de nuestra cultura y visión de mundo, que nos adjudicó el precario mote de Ciudad Señorial. Este escenario se apoyó en un desarrollo socioeconómico vinculado al mar y el contrabando que nos concedió un aire cosmopolita y metropolitano que propició el surgimiento de un liderazgo político, económico y cultural que sentó pauta en Puerto Rico.
Luego, la voracidad hegemónica del área metropolitana, los políticos de San Juan y el derrumbe de las petroquímicas en la década de los 70, nos sumió en un aciago tiempo de precariedad económica y corrupción en el gobierno municipal.
A finales de los años 80, nos afloramos a una época de inversión, segundo aire y esperanza, donde se sembraron las semillas de la autonomía municipal como preámbulo del liderazgo en ciernes para una planificación y desarrollo regional sustentable y sostenido.
La incumbencia de Rafael "Churumba" Cordero Santiago rompió con décadas de subordinación al gobierno central y el partido en el poder, lo que permitió el reclamo directo, vehemente y coherente de los derechos adquiridos e hizo gravitar el poder político fuera del entorno sanjuanero.
Cordero Santiago brilló mediante el ejemplo, la opinión vehemente, la afirmación certera, la atención a las comunidades y la litigación en los tribunales contra el gobierno central y sus agencias. No existe duda de su sacrificio espiritual y físico, culminado con la pérdida de la libertad por Vieques, y con su muerte discutiendo en el teléfono con la Autoridad de Energía Eléctrica.
Rafael Cordero Santiago consolidó los pedazos de un orgullo malherido y los enfocó hacia un desarrollo de la territorialidad y la personalidad luchadora de nuestra ciudad que desembocó en el nuevo arquetipo "Ponce es Ponce y lo demás es parking". Ese es el vacío que dejó su muerte. La convicción Ponceña de que Churumba siembre daba la pelea por los derechos de nuestra ciudad.
El éxito de Cordero Santiago en sus luchas y reclamos por Ponce no se fundaba en que se quejaba mucho. El reclamo exitoso de lo que le correspondía a Ponce tenía apoyo sólido en el hecho incuestionable de que con sus actuaciones había desarrollado una base social y política que hacía temblar a los opositores del gobierno central y del partido. Detrás de Churumba se aglutinaba una coalición multisectorial y transpartidos que hacía pensar dos veces a los políticos de San Juan a la hora de decidir oponerse a los planes de Churumba. Por eso llegó a ganar las elecciones por más de 18,000 votos.
Ese poder consensuado y no sectario permitió a Cordero Santiago la aprobación del Plan Territorial del 2003 y que comenzaba vigencia el mismo mes de su muerte en 2004. En ese Plan existían compromisos de ley de más de 1000 millones de dólares para Ponce, incluyendo más de 500 millones para el Puerto de las Américas.
Lamentablemente, su muerte tronchó este extraordinario proyecto, porque la politiquería y debilidad de sus sucesores destruyeron esas aspiraciones. Por eso llevamos seis años en un pantano socioeconómico que no asoma alguna orilla de esperanza.
En esta debacle es que Rodríguez Pujada se viene a fijar en la Alcaldesa de Ponce, y como verdugo de la Fuerza de Choque, no pudo perder la oportunidad de golpearla impíamente.
El ministro de propaganda y mentiras del gobernador dictatorial Fortuño, Marcos Rodríguez Pujada, se atreve a decir impunemente que lo que le pasa a la Alcaldesa es que se queja mucho. Que es una quejona.
A pesar de todas las advertencias y consejos desde el año 2008, la Alcaldesa ha ido descubriendo muy de a poco, que sus peores enemigos son los funcionarios del gobierno central y del Partido Nuevo Progresista, que hacen su vida en burbuja, y no conocen hacia el sur, nada más allá del peaje de Caguas Norte.
Marcos Rodríguez Pujada le dijo quejona a la Alcaldesa con el consentimiento del gobernador. Los comunicados de este señor siempre tienen un propósito y autorización del gobernador. El mensaje directo es "no molestes mija". Es un mensaje de desprecio y que denota las verdaderas intenciones del gobierno central con Ponce que se ocultan detrás de decenas de mentiras de alegado cumplimiento.
El propósito claro del gobierno central y del PNP es no cumplir con Ponce en Marcha ni con el Puerto de las Américas.
El problema que tiene la Alcaldesa es que lleva 19 meses rehuyendo de su responsabilidad de colaborar y aglutinar a todas las fuerzas ponceñistas que no les importan los colores y sectas de los partidos, sino únicamente lo que es necesario y conveniente para Ponce. Si la alcaldesa hubiera aceptado la ayuda y colaboración de las Fuerzas Activas Sureñas, tendría poder político y nadie en el gobierno dictatorial de Fortuño se hubiese atrevido a llamarla quejona.
La alcaldesa todavía está a tiempo de ponerse de pie y reclamar -en unión de las Fuerzas Activas Sureñas- lo que le corresponde en ley a Ponce y el Sur para desarrollar poder político real.
Si sigue sola como hasta el momento, tendrá que soportar el mote que sus correligionarios ya le han apuntalado, y no le quedará otro remedio que dejar su espacio a otra persona que acepte el reto.
El autor es abogado notario, Presidente del Bufete Emmanuelli en Ponce, Presidente de la Alianza Pro Sur, Vicepresidente de DISUR, Inc., pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur de Puerto Rico y anfitrión del programa Debido Proceso de Ley, que se transmite todos los sábados a las 11:00 de la mañana por WPAB 550. Para mayor información vea www.debidoproceso.com.
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