Tal vez ha pasado desapercibido. Pero no debería, pues ha afectado el bolsillo de todos los puertorriqueños y posiblemente ha limitado nuestras posibilidades de crecimiento económico como país.
Tres de las principales navieras que transportan bienes a Puerto Rico, Crowley, Sea Star Lines y Horizon Lines, se sentaron un día, fijaron precios para eliminar a la competencia y entre el 2002 y el 2008 sobrefacturaron a cientos de negocios por la mercancía que transportaban a Puerto Rico. Las tres navieras se declararon culpables de participar en la conspiración y, en conjunto, han sido penalizadas con multas ascendentes a $45 millones.
Descaro marítimo
Tal vez ha pasado desapercibido. Pero no debería, pues ha afectado el bolsillo de todos los puertorriqueños y posiblemente ha limitado nuestras posibilidades de crecimiento económico como país.
Tres de las principales navieras que transportan bienes a Puerto Rico, Crowley, Sea Star Lines y Horizon Lines, se sentaron un día, fijaron precios para eliminar a la competencia y entre el 2002 y el 2008 sobrefacturaron a cientos de negocios por la mercancía que transportaban a Puerto Rico. Las tres navieras se declararon culpables de participar en la conspiración y, en conjunto, han sido penalizadas con multas ascendentes a $45 millones.
Lo triste del caso es que por espacio de seis años -antes y durante la recesión local- Puerto Rico estuvo pagando dinero de más en sus importaciones. Les aseguro que mucho más de $45 millones. Estamos hablando de una isla que importa alrededor del 85% de todo lo que consume.
Es decir, que los carros, los plasmas, las frutas, la ropa y otras tantas cosas que importamos nos salieron más caras por una conspiración cortesía de las mismas empresas protegidas por las Leyes de Cabotaje, que obligan a Puerto Rico a utilizar esa marina mercante que nos tomó el pelo.
Espero que este atropello nos sacuda finalmente hacia la acción, ya que es un tema que nos compete a todos. El Gobierno, en vez de estar lucrando a tuiteros racistas y tirándoles la toalla, debe enfocarse en cómo va a lograr reducir los costos de transportación y energía, para evitar que nos tomen el pelo nuevamente, y cómo va a incrementar la producción local para depender menos de las importaciones y crear riquezas para el país.
De igual forma, la oposición -que por cierto estuvo en el poder cuando las empresas navieras fraguaron el esquema- debe fiscalizar y ofrecer ideas reales para contrarrestar el abuso del que por años Puerto Rico ha sido objeto con este descaro marítimo.
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